Monasterio de San Martín de Caballera

El Monasterio de San Martín de Caballera, conocido también como monasterio o convento de San Martín de Llaguri y probablemente también como monasterio de Esvu, citado en algunos documentos mediavales. Se encuentra en el término municipal de Santaliestra, cerca de la población de Caballera (a unos tres kilómetros y medio, en dirección norte), en la vertiente de la sierra de Campanué, en un pequeño y escondido valle colgado sobre el cauce derecho del río Ésera y a una hora de camino desde el núcleo de Caballera.

Una de las escasas noticias documentales refiere a una donación del priorato de San Martín de Caballera, en 1068, por el rey Sancho Ramírez a la sede episcopal de Roda de Isábena. Sin embargo, en los archivos del monasterio de Obarra se hace referencia a la existencia a finales del siglo IX de la villa de Esvu, situada en el valle del Éseram en un lugar muy próximo a Santaliestra. También se dice que entre los años 915 y 925 el abad Ramiro de Obarra compró nuevas tierras cercanas al castro de Santaliestra y organizó el monasterio de Esvu. Probablemente fue atacado por los musulmanes  de la "razzia" de al-Malik en el año 1006. En el siglo XIX, con la desamortización, fue comprado por Vicente Bistué, de la casa Sarradico de Caballera, a la que sigue perteneciendo en la actualidad. Por este motivo, algunos de la zona lo conocen aún como el convento de Sarradico.

Se trata de una iglesia románica construida en los años finales del siglo XI con buena fábrica de piedra de sillería y sillarejo sin desbastar. Es de una sola nave rectangular, que estuvo abovedada lo mismo que el ábside, y de bastante altura, de la que se han conservado sus dos paredes laterales y el magnífico ábside orientado al este. Careció de decoración arquitectónica y no conserva como tal más que unas simples ménsulas en nacela que sostenían la cornisa del tejado de losas en el ábside, así como cuatro ventanas, tres en el ábside, en arco de medio punto y doble derrame, y otra en el muro sur, de medio punto al interior y adintelada por fuera. La puerta abre, en arco sencillo de medio punto, al mediodía.

A la cripta, situada bajo el ábside y presbiterio, se desciende desde la nave mediante una puertecita adintelada abierta junto al muro norte. Dispone tras su restauración de tres estrechas naves. Se cubre con bóvedas de arista sostenidas por pilastras, en los muros, y columnas con base y capiteles lisos, rústicamente labrados. La cripta, como elemento más representativo de todo lo conservado, responde al tipo abreviado del de la antigua catedral de Roda, que pudo tal vez servir de modelo para ésta.

Si contemplamos el semicírculo absidal por su parte exterior, comprobamos el desnivel sobre el que se construyó la iglesia y apreciamos la considerable altura del ábside, que puede parecer desde aquí una torre defensiva circular. Tiene tres ventanas para la nave y una más reducida para la cripta. Sólo se ha conservado una pequeña puerta con arco de medio punto que se abre en la fachada meridional de la ermita.