La Reconquista

A finales del siglo IX (874) el Monasterio de Obarra agrega el Monasterio de Esvu (San Martín de Caballera o San Esteban de Aguilar) a sus dominios, incluyendo un pequeño dominio alrededor del mismo. Este núcleo, bien atendido en el primer tercio del siglo X e incluso prolongado hasta Besians. La proliferación de construcciones se debe a la importancia que adquiere como frontera a los musulmanes que ocupaban el sur de lo que hoy es la Ribagorza (Graus y Perarrúa).

A principios del siglo XI (1006), los sarracenos dirigidos por el hijo de Almanzor, Abd al-Malik al-Muzaffar aprovechando el pánico y la anarquía causados por la muerte del Conde Isarnol (1003) arrasaron Santaliestra y el Monasterio de Esvu.

En el 1018 Santaliestra es liberada de la ocupación sarracena por el Rey Sancho el Mayor, el cual dejo las tierras conquistadas en manos de dos caballeros del país, los hermanos Riculfo y Arnaldo, los cuales en el 1020, convinieron la cesión con el Abad Galindo, del Monasterio de Obarra, tras abonar una importante suma en metálico, la devolución de los alodios de San Quirico y San Esteban (San Quílez) alrededor de un primitivo cenobio situado junto al Ésera. No llegó una paz definitiva hasta la expulsión de los musulmanes en el año 1049 de Perarrúa y del 1083 de Graus.

Durante este periodo, la vida religiosa y otros asuntos dependían del monasterio de Santa María de Obarra. Santaliestra se cita en la colección diplomática de Obarra como “castro de Santaliestra” en el año 1020.

Aunque fueron objeto de alguna usurpación en el siglo XII (1119) los derechos fueron devueltos por fin al Monasterio de Obarra en el año 1231, tras la renuncia por Arnaldo de Santa Liestra y su mujer Miranda a las exacciones de que hacían objeto a los hombres del antiguo señorío de Obarra en San Quílez. Tambien en el siglo. XIII la población de Besians pasó a depender de Perarrúa.

En algunos puntos elevados se levantan ermitas románicas que todavía se mantienen en pie: la Virgen de Piedad en el Tuzal de la Virgen, Santoturnino en el Tuzal de Casero, San Martín de Caballera. Otras destruidas pero cuyas ruinas aún mantienen sus nombres: San Andrés en Las Serenolas, Santa Creu en el Campet de Girón, San Pedro en La Pllana o Esvú (San Esteban) en la Cortada de Bllasco.

Desde estas posiciones, se miraba con muy buenos ojos las tierras fértiles situadas a las orillas del río y propiciaron la ubicación actual del pueblo de Santaliestra, junto al río y a lo largo del camino de Benasque, el cual discurre por las calles de todos los núcleos que lo forman. A inicio del siglo XI, ya se cita un molino en Santaliestra movido por las aguas del Ésera, el molino Viejo a los pies del Tuzal de La Virgen.